siempre es agua, los nombres y arreglos musicales lucen diferentes. Tenemos la voz de Sol Fernandez, dulce como el canto de sirena que imagina, o la canción de cuna que siempre persigue Carreras. Su construcción musical se aleja esta vez de la electrónica y el pop matemático, para abrazar instrumentos más académicos.
En un dulce desasosiego, su letra visita la antigua metáfora que compara el avance del día y las caras del amor: “En la tarde cambias de forma / y la noche hace cicatrices / la mañana predestinada a verte tal como sos”. Y en su invitación a atravesar ese paisaje incierto y abrazar con ansia lo que sabemos ha de irse pronto, recordamos las palabras de otro sabio poeta: “Todos los días del mundo, algo hermoso termina”.
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