presenta
"Tengo una historia parecida a muchas mujeres inmigrantes calabresas.
Nací en Cropalati, Calabria.-Italia, en un pueblito arriba de la
montaña, que parece sacado de algún cuento, desde cualquier lugar se
pueden ver hermosos paisajes.
Nací cuando ya había pasado la segunda guerra mundial, mi papa había
estado combatiendo y habíamos sufrido las consecuencias, por eso
emigramos, yo tenía 2 años. Aunque los años pasaban, en la casa de mis
padres, siempre se hablaba de lo mismo: de la tierra lejana, de la
nostalgia , de la familia y de cosas inherentes a la familia
calabresa, por eso la cultura y la lengua italiana cobraron suma
importancia en mi vida, siempre estuve en contacto con mis raíces.
Después de 50 años pude regresar, conocer y recibir el cariño de mi
familia lejana, quedé conmovida por el esplendor de los paisajes de un
mundo que ahora reconozco como propio, nací de nuevo, pude unir el
ayer y el hoy. Es mi segunda casa , como me gusta llamarla, ya que en
mi corazón esta Italia y Argentina por igual...
Hace algunos años un hecho casual me acercó a la pintura, ella esta
vinculada con el alma ,y sin buscarlo ,se trasformó en un grito que
surge de lo profundo de mi interior y se plasma en colores y vivencias
recuperadas..."
Nací en Cropalati, Calabria.-Italia, en un pueblito arriba de la
montaña, que parece sacado de algún cuento, desde cualquier lugar se
pueden ver hermosos paisajes.
Nací cuando ya había pasado la segunda guerra mundial, mi papa había
estado combatiendo y habíamos sufrido las consecuencias, por eso
emigramos, yo tenía 2 años. Aunque los años pasaban, en la casa de mis
padres, siempre se hablaba de lo mismo: de la tierra lejana, de la
nostalgia , de la familia y de cosas inherentes a la familia
calabresa, por eso la cultura y la lengua italiana cobraron suma
importancia en mi vida, siempre estuve en contacto con mis raíces.
Después de 50 años pude regresar, conocer y recibir el cariño de mi
familia lejana, quedé conmovida por el esplendor de los paisajes de un
mundo que ahora reconozco como propio, nací de nuevo, pude unir el
ayer y el hoy. Es mi segunda casa , como me gusta llamarla, ya que en
mi corazón esta Italia y Argentina por igual...
Hace algunos años un hecho casual me acercó a la pintura, ella esta
vinculada con el alma ,y sin buscarlo ,se trasformó en un grito que
surge de lo profundo de mi interior y se plasma en colores y vivencias
recuperadas..."
RECUERDOS. DE INFANCIA.
Tengo muchos recuerdos de mi infancia y aunque algunas imágenes se han
ido borrando con el paso del tiempo otras quedaron profundamente
grabadas en mi alma y es por eso que quiero transmitirlas, para que no
queden en el olvido.
Son pequeñas historias, cosas cotidianas pero no por eso menos
importantes, son las cosas que ayudan a comprender la vida y el
carácter de una familia.
Cada historia vale, cada una de ellas es valiosa, muchas pueden ser
parecidas pero nunca serán completamente iguales.
Podría decir muchas cosas sobre mi papá, fue un hombre sencillo,
sensible, le gustaba la naturaleza, el aire libre, y sobre todo, la
tierra. La trabajaba un poco por necesidad pero más por amor hacia
ella. Cada semilla para él era valiosa, la cuidaba con mucho esmero y
dedicación. Cultivaba desde la humilde lechuga hasta las cosas más
sofisticadas para colaborar con la economía familiar. Criaba conejos,
chanchitos de la india, pero llegó un momento en que nos encariñamos
tanto con ellos que llorábamos y pedíamos por sus vidas. Finalmente
nos negábamos a comerlos y entonces dejó de criarlos. ¡Quién sabe si
él no se privó de comer algo que le apetecía para no ver nuestras
lágrimas¡
Sufrió mucho las consecuencias de la guerra, evitaba hablar sobre el
tema, decía que eran cosas muy tristes. Siempre repetía "Mejor
olvidar". Sin embargo su actitud cambiaba cuando le preguntaba por su
herida de guerra. Había sido herido en combate, en el codo, yo sentía
orgullo por tener un papá que era veterano de guerra pero al mismo
tiempo no comprendía como él había podido dispararle a otra persona
.Un día, venciendo mi timidez me animé y sin medir mis palabras le
pregunté como había podido hacerlo: me miro y yo pude ver en sus ojos
una gran resignación. Entonces con mucha convicción y simples
palabras, me dijo:”Si yo no le disparaba él me mataba a mí. Y en ese
momento me di cuenta que no había tenido otra salida, hasta hoy lo
recuerdo y me conmuevo ante una verdad tan fría y absoluta.
Cuando recién llegamos a la Argentina comenzó a trabajar pero un
accidente laboral lo inmovilizó casi un año. Cuando estuvo repuesto
consiguió trabajo en las cuadrillas municipales de asfaltado, y cuando
le hacían bromas sobre él siempre contestaba “ustedes no saben lo que
es trabajar en la calle: en invierno el frío que te congela los huesos
y en verano con la brea caliente bajo el inclemente sol se te quema el
alma”.
También teníamos en nuestra
Tengo muchos recuerdos de mi infancia y aunque algunas imágenes se han
ido borrando con el paso del tiempo otras quedaron profundamente
grabadas en mi alma y es por eso que quiero transmitirlas, para que no
queden en el olvido.
Son pequeñas historias, cosas cotidianas pero no por eso menos
importantes, son las cosas que ayudan a comprender la vida y el
carácter de una familia.
Cada historia vale, cada una de ellas es valiosa, muchas pueden ser
parecidas pero nunca serán completamente iguales.
Podría decir muchas cosas sobre mi papá, fue un hombre sencillo,
sensible, le gustaba la naturaleza, el aire libre, y sobre todo, la
tierra. La trabajaba un poco por necesidad pero más por amor hacia
ella. Cada semilla para él era valiosa, la cuidaba con mucho esmero y
dedicación. Cultivaba desde la humilde lechuga hasta las cosas más
sofisticadas para colaborar con la economía familiar. Criaba conejos,
chanchitos de la india, pero llegó un momento en que nos encariñamos
tanto con ellos que llorábamos y pedíamos por sus vidas. Finalmente
nos negábamos a comerlos y entonces dejó de criarlos. ¡Quién sabe si
él no se privó de comer algo que le apetecía para no ver nuestras
lágrimas¡
Sufrió mucho las consecuencias de la guerra, evitaba hablar sobre el
tema, decía que eran cosas muy tristes. Siempre repetía "Mejor
olvidar". Sin embargo su actitud cambiaba cuando le preguntaba por su
herida de guerra. Había sido herido en combate, en el codo, yo sentía
orgullo por tener un papá que era veterano de guerra pero al mismo
tiempo no comprendía como él había podido dispararle a otra persona
.Un día, venciendo mi timidez me animé y sin medir mis palabras le
pregunté como había podido hacerlo: me miro y yo pude ver en sus ojos
una gran resignación. Entonces con mucha convicción y simples
palabras, me dijo:”Si yo no le disparaba él me mataba a mí. Y en ese
momento me di cuenta que no había tenido otra salida, hasta hoy lo
recuerdo y me conmuevo ante una verdad tan fría y absoluta.
Cuando recién llegamos a la Argentina comenzó a trabajar pero un
accidente laboral lo inmovilizó casi un año. Cuando estuvo repuesto
consiguió trabajo en las cuadrillas municipales de asfaltado, y cuando
le hacían bromas sobre él siempre contestaba “ustedes no saben lo que
es trabajar en la calle: en invierno el frío que te congela los huesos
y en verano con la brea caliente bajo el inclemente sol se te quema el
alma”.
También teníamos en nuestra
casa un almacén, y él, nos ayudó a
afianzarnos económicamente y también a adaptarnos al lugar .Nuestra
clientela era de lo mas variada, en ocasiones era dificil entenderse.
Muchas veces lo hacían por medio señas, se podrán imaginar lo que
costaba charlar y a veces sucedían las cosas mas graciosas; recuerdo
una conversación entre mi mamá y una señora de origen paraguayo que
trabajaba en la casa de una vecina: mi mama hablaba de una cosa y la
señora contestaba sobre otra muy distinta, pero ambas seguían un hilo
imaginario de conversación, entonces yo con inocencia infantil le
advertí a mi mamá paro ella me miró miro y me dijo "vos quedate
tranquila, no te preocupes" .
Teníamos en la casa un gran patio lleno de cajones y botellas donde mi
papa de vez en cuando, se sentaba en un cajón vacío de gaseosas y allí
se ponía a escribir a su familia; les contaba lo bueno que era vivir
aquí, pero en esos momentos en sus ojos había una gran tristeza,
volvían a él recuerdos lejanos, cosas sobre las montañas, las
costumbres milenarias, las leyendas, estaba acostumbrado a las
dificultades de la vida, pero se defendía de lo irremediable
idealizando. Cuando le faltaban pocas líneas para terminarla, me
llamaba : "Vieni, Vieni" para que les escriba algo a las tías pero en
aquella época yo era muy chica y no sabía escribir , entonces él con
mucha paciencia dibujaba las letras en un papel y yo las copiaba en la
carta. Casi siempre eran las mismas palabras:"Care Zie". Cuando
terminaba de escribirlas su cara se iluminaba con una gran sonrisa,
era un momento mágico, saber que allá lejos, lejos, pasando un gran
océano, había personas que nos querían y pensaban en nosotros.
Las cartas tardaban mucho en llegar, el día que recibió la noticia de
la muerte de una de sus hermanas, al leerla quiso hablar pero no pudo,
sus ojos se empañaron, un llanto tranquilo, pero profundo, brotó de
sus ojos . En ese momento asumió la realidad y tuvo la certeza de que
a pesar de su añoranza jamás iba a tener la oportunidad de volver a
sus montañas, de abrazar a sus seres queridos .Entonces por muchas
semanas la casa se vistió de estricto luto.
En el barrio fue una revolución cuando se mudó a él la Línea de
colectivos 47, hacían tanto barullo que a veces no nos dejaban dormir.
Mi papá siempre decía que no lo hacían a propósito, que estaban
trabajando. Pero muchas noches tuvo que levantarse para ir a la
administración y recordarles que él se tenía que levantar a las 4.30
de la mañana para ir a trabajar. A pesar de estos pequeños incidentes
siempre les llevaba para tomar, algo caliente en invierno, y algo
fresco en verano.
Cuando se enfermó, todas las personas lo visitaban, nunca estuvo solo.
Fue un hombre muy considerado, su carácter con el pasar de los años se
fue amoldando, tuvo la simplicidad de quien ve la realidad, y sabe que
haga lo que haga no podrá cambiarla.
El día de su muerte hubo un cortejo muy largo para acompañarlo hasta
su ultima morada.
afianzarnos económicamente y también a adaptarnos al lugar .Nuestra
clientela era de lo mas variada, en ocasiones era dificil entenderse.
Muchas veces lo hacían por medio señas, se podrán imaginar lo que
costaba charlar y a veces sucedían las cosas mas graciosas; recuerdo
una conversación entre mi mamá y una señora de origen paraguayo que
trabajaba en la casa de una vecina: mi mama hablaba de una cosa y la
señora contestaba sobre otra muy distinta, pero ambas seguían un hilo
imaginario de conversación, entonces yo con inocencia infantil le
advertí a mi mamá paro ella me miró miro y me dijo "vos quedate
tranquila, no te preocupes" .
Teníamos en la casa un gran patio lleno de cajones y botellas donde mi
papa de vez en cuando, se sentaba en un cajón vacío de gaseosas y allí
se ponía a escribir a su familia; les contaba lo bueno que era vivir
aquí, pero en esos momentos en sus ojos había una gran tristeza,
volvían a él recuerdos lejanos, cosas sobre las montañas, las
costumbres milenarias, las leyendas, estaba acostumbrado a las
dificultades de la vida, pero se defendía de lo irremediable
idealizando. Cuando le faltaban pocas líneas para terminarla, me
llamaba : "Vieni, Vieni" para que les escriba algo a las tías pero en
aquella época yo era muy chica y no sabía escribir , entonces él con
mucha paciencia dibujaba las letras en un papel y yo las copiaba en la
carta. Casi siempre eran las mismas palabras:"Care Zie". Cuando
terminaba de escribirlas su cara se iluminaba con una gran sonrisa,
era un momento mágico, saber que allá lejos, lejos, pasando un gran
océano, había personas que nos querían y pensaban en nosotros.
Las cartas tardaban mucho en llegar, el día que recibió la noticia de
la muerte de una de sus hermanas, al leerla quiso hablar pero no pudo,
sus ojos se empañaron, un llanto tranquilo, pero profundo, brotó de
sus ojos . En ese momento asumió la realidad y tuvo la certeza de que
a pesar de su añoranza jamás iba a tener la oportunidad de volver a
sus montañas, de abrazar a sus seres queridos .Entonces por muchas
semanas la casa se vistió de estricto luto.
En el barrio fue una revolución cuando se mudó a él la Línea de
colectivos 47, hacían tanto barullo que a veces no nos dejaban dormir.
Mi papá siempre decía que no lo hacían a propósito, que estaban
trabajando. Pero muchas noches tuvo que levantarse para ir a la
administración y recordarles que él se tenía que levantar a las 4.30
de la mañana para ir a trabajar. A pesar de estos pequeños incidentes
siempre les llevaba para tomar, algo caliente en invierno, y algo
fresco en verano.
Cuando se enfermó, todas las personas lo visitaban, nunca estuvo solo.
Fue un hombre muy considerado, su carácter con el pasar de los años se
fue amoldando, tuvo la simplicidad de quien ve la realidad, y sabe que
haga lo que haga no podrá cambiarla.
El día de su muerte hubo un cortejo muy largo para acompañarlo hasta
su ultima morada.
Ida De Vincenzo
Artista Visual
Rotary club de Flores, Directora : Comités de Relaciones Públicas - Protocolo-Y Servicio a traves de la ocupacion..--D.4895
Miembro : Rota-Latino
Integra el Consejo Directivo, Asoc. Calabresa de Bs.As.
Miembro - Liga de Mujeres Calabresas
Nominada Embajadora de la cultura de Cropalati, y de la cultura calabresa en el mundo
Embajadora de Paz, Por la fundacion Mil milenios, y PEA..
Socia Honoraria "Italian culture worldwide rotarian Fellowship.
Mujer Calabresa 2014