Para nadie es un secreto, con tan sólo dos discos los chilenos Ases Falsos se han convertido a pulso en uno de los estandartes del rock latinoamericano. Por estos días estrenan Gehena, el primer single de su nuevo disco El Hombre Puede, el cual verá la luz antes de que termine el 2016. ¿Será qué su nuevo disco continúa la senda de gloria marcada con sus primeros discos? En el amarillo evaluamos este lanzamiento esperando responder a esta pregunta tan difícil.
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La nueva canción de Ases Falsos me tomó por sorpresa. Primero porque no había escuchado rumores de su nuevo material, aunque ya iba siendo hora de darle continuación al magnifico Conducción de 2014. Por otro lado, el sonido decididamente más guitarrero, indie rock de Gehena me hizo preguntarme si estaba ante los mismos Ases Falsos detrás de canciones como Mi Ejercito o La Fuerza Especial, y no ante los Little Jesus de su último disco. Bastó con una escucha atenta a la letra, que promete reinvindicación y un nuevo amanecer a una pareja de enamorados, para caer en cuenta que la identidad del grupo se mantiene intacta. Escuchar a Cristobal Briceño ondeando la bandera de la irreverencia, y verlo contonearse en las tomas del vídeo que acompaña este single es algo que no tiene precio (ojo al cameo de Juanga). Parece que el resto del año será un tiempo más esperanzador con lanzamientos como este. Will
Ases Falsos y yo no tenemos esa relación de ensueño que muchos agentes de la blogosfera presumen hoy en día. Me encuentro entonces ante un doble reto. Primero, el de haberle dado play a Gehena, su nuevo single, y segundo, el de tratar con objetividad este nuevo material. Gehena sigue manteniendo la euforia rock-pop de los Ases, pero acá la transfiguración de las cuerdas se va masticando mejor al ser contrastada con la estética VHS y valeverguista (nada extraño) de Cristóbal Briceño. La lírica no se aleja mucho de la protesta poética de la banda, sin embargo estamos frente a un relato agridulce donde las esperanzas parecieran estar al borde del abismo. El antídoto para combatir este disturbio interno es entonces, tratar de salir del basural que nos rodea y aceptar comer mierda (a nuestra manera). Alejandro